Salta…La linda!



Así como un mar denso de olas vaporosas nos recibía el cielo nuboso de Salta, como escondiendo hasta último momento ese tesoro nacional que esperaba nuestra llegada.
Las olas se iban abriendo paso y de repente ahí estaban, imponentes, coloridas, gigantes minerales por doquier. Salta La Linda…Es una ciudad que realmente enamora como bien canta el famoso eslogan.
Las carcajadas entre nerviosas, ansiosas y felices de Anita, la pirucha, y mías al aterrizar el avión, contagiaban a los demás comensales a disfrutar de tal espectáculo. Hasta los mas experimentados en estos casos parecían relajarse y respirar profundo…renovar el aire. Como no hacerlo?
Apenas llegando íbamos derramando sonrisas de encanto y recibiendo a cambio nuevas sonrisas luminosas. Invitando gentilmente a bajar ochenta cambios y dejarse llevar por la frescura que inunda y el perfume sabrosamente cálido de las humitas y los morrones echados a secar (llegamos justo en la época).
Y como cuesta bajar ochenta cambios! Como buenos bichos de ciudad ávidos de disfrute, a partir de ese momento, y como queriendo aprovechar cada segundo del primer día, todo fue exagerado: respiramos mucho muy profundo, corrimos mucho, comimos mucho…dormimos mucho.
Primeras experiencias en Salta…La linda. Había tanto por hacer allí!


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